Una forma de violencia de género

Las agresiones corrosivas ocurren en todo el mundo y afectan desproporcionadamente a las mujeres. Aunque también es inaceptable cuando la violencia corrosiva se produce contra hombres, es una forma de violencia que tiene un impacto desproporcionado en las mujeres. Refleja y perpetúa la discriminación de mujeres y niñas en la sociedad, por lo que está prohibida por el derecho internacional. Sin embargo, con demasiada frecuencia es un delito que no se denuncia ni se castiga: las supervivientes de ataques con ácido viven con miedo a las represalias por denunciar el ataque.

La violencia con ácido y quemaduras, al igual que otras formas de violencia contra las mujeres y las niñas, refleja y perpetúa la desigualdad de las mujeres en la sociedad. Aunque se dispone de poca información sobre el número de ataques con ácido y quemaduras en los países objeto de estudio de ASTI, que parecen ser cientos, no cabe duda de las consecuencias devastadoras y de por vida que tienen para las mujeres y niñas que los sufren. Los ataques corrosivos causan daños inmediatos, desfiguración, dolor y complicaciones médicas duraderas a las víctimas. Las víctimas de quemaduras con ácido necesitan intervenciones quirúrgicas importantes, así como apoyo y rehabilitación a largo plazo. Además, las víctimas de la violencia con ácido y quemaduras sufren traumas psicológicos y ostracismo económico y social.